Ya conocemos que hay defensores absolutos de la medicina natural o biológica, y también de aquellos que defienden a capa y espada la medicina convencional.


 

Es importante mencionar que muchas de las terapias convencionales a las que acudimos suelen dejar sustancias químicas en el cuerpo que, a la larga, pueden dañar nuestros órganos, mientras que la mayoría de recursos de la medicina biológica no presenta efectos nocivos.

La medicina natural suele optar por la prevención y sus resultados vienen de la constancia, mientras que la medicina convencional trae efectos rápidos, paleativos, y se ocupa más bien de la cura.

Pero, las terapias naturales conllevan sus riesgos. El asesor médico científico, doctor Eduardo Pactong, afirma que “lo primero es elegir al profesional de medicina complementaria y alternativa con cuidado. Se debe averiguar cuál es la capacitación y la experiencia del profesional”.

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A menudo encontramos personas que administran tratamientos biológicos o alternativos, a quienes ni los pacientes ni las leyes exigen certificaciones, mientras que la medicina convencional siempre se busca respaldada.

Existen médicos certificados como naturópatas, aunque lamentablemente no es la mayoría.

Ambas corrientes son válidas. La medicina natural o alternativa puede convertirse en complementaria cuando se usa en conjunto con la medicina tradicional. Es una excelente opción para el tratamiento de enfermedades y menos agresivas para el organismo (puede prevenir el recurso de algunas cirugías).

Al final, todos los medicamentos que utilizamos tienen su origen en la medicina natural, sus componentes provienen de la naturaleza misma.

 

Fuente: Revista VidaSana